Título: La lluvia en tu habitación
Titulo original: Il mio invierno a Zerolandia
Autor/a: Paola Predicatori
Editorial: Salamandra
Páginas: 224
Formato: Encuadernación rústica con solapas
Sinopsis: A sus diecisiete años, Alessandra ha vivido una de las experiencias más dolorosas: el cáncer se ha llevado a su madre y ahora se encuentra entre la aceptación de una pérdida insoportable y un agudo sentimiento de abandono. Al reincorporarse a la escuela, en un impulso se sienta en el último pupitre junto a Gabriele, ese chico al que todos los alumnos llaman Cero: cero palabras, cero estilo, cero notas. Un tipo silencioso, solitario e ignorado por todos, el gran perdedor de la clase, aunque él no parece darse por aludido. Alessandra se convierte así en la nueva habitante de Cerolandia, el país de la nada, de las sombras, del olvido. Cero acoge a Alessandra con una indiferencia que ella agradece, aunque, poco a poco, esa indiferencia va suscitando en ella una curiosidad tan irresistible como insidiosa, pues interfiere en su dolor y llama a la puerta de su obstinada soledad. Cero es, por supuesto, más interesante de lo que parece, con su eterno mutismo, sus repetidas e inoportunas ausencias y un notable talento para el dibujo. Así, inesperadamente, el vínculo que se crea entre los dos, un extraño pacto tácito de amistad, va más allá de la atracción romántica y, para Alessandra, el primer invierno sin su madre cobra una nueva perspectiva que le devuelve las ganas de vivir.
Alessandra es una adolecente como tú o como yo, que está
concentrada en acabar el instituto, en que se pondrá para ir a una fiesta con
sus amigas, o que chico es más lindo... Ella es alegre, guapa y está completamente
feliz con su vida, hasta que le diagnostican cáncer a su madre, desde ese día
todo en su vida comienza a desmoronarse lentamente y ella cae en una profunda depresión
y todo comienza a importarle poco y nada.
Pero Alessandra es fuerte y trata de llevar una vida normal
con su madre enferma. Día a día va al colegio, no le cuenta a nadie lo que le
ocurre y al no soportar más fingir elige cambiar de pupitre sentándose al fondo
de la clase con el chico menos popular y marginado del instituto ( alias cero )
para no tener contacto con nadie, lo que hace sorprender a todos.
Su nuevo compañero de es más silencioso que el silencio mismo,
no la mira ni le habla, ni demuestra interés en ella, hace como si ella no estuviera.
Lo que ella no sabe es que en el encontrará el alivio y la paz que tanto
necesita...
La lluvia en tu habitación nos muestra de una manera dura y desgarradora
varios aspectos de la vida y a valorar un poco más lo que tenemos, como por
ejemplo a nuestros padres ya que siempre somos algo injustos con ellos cuando
nos enojamos. A pasar de que se mezcla el pasado con el tiempo actual todo el
tiempo y que no hay mucho dialogo en las conversaciones, se habla lo justo y
necesario para saber el lugar de cada uno y lo que sienten ya que luego de la
muerte de su madre ella se siente profundamente sola, y no imagina para nada
que en Gabriel encontrara un consuelo que anhela tanto. La historia no es para
nada común , es muy realista y esta llena de matices .
Les recomiendo este libro, es una novela corta contada desde la voz de Alessandra, aunque es algo triste y mas de una vez se me hizo un nudo en el pecho por los sentimientos de la protagonista es un muy buen libro, las descripciones son ricas y cercanas
Frases del libro que me gustaron mucho
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Les recomiendo este libro, es una novela corta contada desde la voz de Alessandra, aunque es algo triste y mas de una vez se me hizo un nudo en el pecho por los sentimientos de la protagonista es un muy buen libro, las descripciones son ricas y cercanas
Es que después de tu muerte nada puede volver a ser como antes, soy el aprendiz de brujo al que nadie podrá arreglar las cosas. No tengo nada que expiar, no me siento culpable, lo único que noto es que ha ocurrido algo y que la vida cambia, se transforma en algo que no habías pensado, se convierte justo en lo que habías visto que les sucedía a los demás, sólo que esta vez te ha tocado a ti y debes reaccionar, liberarte de las certezas, arrojar un puñado de barro sobre lo que siempre hiciste sin preguntarte por qué y acostumbrarte a lo imprevisto, a la pequeña chiflada que llevas dentro y que se muere de ganas de ponerse a gritar en el momento más inoportuno.
Ahora estoy en Cerolandia. Nuevo país, nuevas personas, en la práctica dos, Gabriele Righi y yo. Righi, el auténtico Cero, el rey absoluto de un reino desierto, juglar a su pesar en una clase que no pierde una sola ocasión de reírse a su costa. Y él les sigue el juego, nunca los ha decepcionado.
Por eso adoro Cerolandia. La única regla que hay que respetar aquí es un riguroso silencio monacal: si quieres hablar, puedes hacerlo mediante gestos o usar el código morse, en caso de que lo conozcas. Nadie te pedirá nunca nada más que el respeto de esa santa regla, ni siquiera te preguntarán cómo te llamas. Cualquier noticia procedente del mundo exterior se despedaza en sus confines y, cuando logra entrar, es como una ráfaga de viento en un páramo desierto. I love Cerolandia.
Cerolandia tenía un rey taciturno y desconfiado que jamás había traspasado las fronteras de su reino. Nunca había declarado la guerra. Era un rey al que costaba entender, porque carecía de deseos...
Sí, te habría gustado. Te encantaban los tipos como él, los que pasaban olímpicamente de todos, los que tienen siempre a todos en contra y, de improviso, sacan un lápiz de su chaqueta de plástico y te sirven el mundo en un trozo de papel, sólo para ti.
Daría lo que fuese para que todos pudiesen verte ahora, pero sólo yo te veo.
Aprisionamos el pasado para que no nos dé alcance con el peso de los recuerdos.
Es una sensación extraña, de repente me siento demasiado libre. No me gusta, tengo la impresión de que podría perderme y ya no volver.
Otro planeta, otro lugar. Lejos de cuanto conozco, un mundo aparte, el refugio de algo, igual que cuando me tumbaba al lado de mi madre buscando otro tiempo en el tiempo. Este momento es idéntico a la noche de la playa, nos encontramos en un espacio especial para nosotros, que está vacío, desierto. Estamos en Cerolandia.
A veces pienso que con sólo rozar su dolor, me arriesgo a sentir el mío. Lo despertaría como a un viejo dragón que duerme en el corazón de la montaña, y no conozco ningún hechizo que ponga de nuevo las cosas en su sitio.
Sonrío, siento nostalgia de Cerolandia, la patria perdida. El espacio donde me refugié, adonde llegué cuando creía que debía hacer algo, anunciar que en mi vida todo había cambiado para siempre. Y tú estabas allí, el rey de un reino vacío.Puntuación: 3/5